domingo, 12 de agosto de 2012

LA PRIMERA FOTO DE LOS ARRAYANES


1851.- La primera fue de King Tenison
La primera vista fotográfica conocida del Patio de los Arrayanes es un calotipo realizado por Edward King Tenison en 1851. Al localizarse en el libro de firmas su visita el 9 de Septiembre de ese año, acompañado de su mujer Louisa y su hija, puede adelantarse en dos años la toma de esta fotografía, pues hasta ahora se consideraba como cierta la fecha de 1853.


El punto de vista elegido por Tenison es el mismo que el de las litografías de Lewis y Girault de Prangey: Una visión desde el extremo del estanque en la fachada sur; pero la imagen abarca menos amplitud que las estampas, debido sin duda a la limitada apertura del objetivo de la cámara en esa temprana fecha. Lo que observamos en la imagen certifica exactamente lo representado en las litografías: la visión de la fachada norte del patio con su cubierta a un agua, que arranca desde la Torre de Comares, el estanque y la las plantas de arrayán más descuidadas que en la acuarela de Gerhardt, pero con el mismo número de cipreses intercalados y los macizos de boj tratando de ocultar el tronco del arrayán.
Observando con detenimiento la fotografía, podemos comprobar también el ondulado de la cubierta, el movimiento del alero y la deformación de las limas.

1833.- Lewis

1836.- Girault

Obsérvese cómo en las dos litografías anteriores, (las consideradas como primeras pre-fotografías), no existen las torrecillas laterales enmarcando a la Torre de Comares.

Veamos algunas de las siguientes fotos en el tiempo:
1852.- Pablo Marés

1853.- Francisco de Leygonier

En Mayo de 1902, casi diez años más tarde, se levanta de nuevo la cubierta de la galería, para retejarla ahora con las tejas vidriadas de colores, componiendo los tradicionales dibujos en zig-zag, al tiempo que se remató el cupulín con sus escamas imbricadas, pero esta vez con un diseño menos caprichoso. Los trabajos se acabaron en septiembre.
Coincidiendo con estos trabajos, hubo de realizarse la serie de vistas estereoscópicas de la casa Underwood & Underwood ambientada con personajes vestidos a la usanza árabe, pues la única vista que hay del Patio de los Arrayanes es la de la fachada opuesta.
Las obras se reanudaron en Enero de 1904, completándose los enlucidos, yeserías y zócalos de azulejos del interior de la galería, como prueba la fotografía. Estas obras se terminaron en 1905.

1904. Alois Beer

El cese de Mariano Contreras como arquitecto de la Alhambra se produce en 1907, nombrándose en ese momento a Modesto Cendoya arquitecto director, cargo desde el que dirigirá su trabajo hacia otras zonas de los palacios nazaríes. En el Patio de los Arrayanes se produjeron desde entonces pocos cambios que ayuden a identificar fotografías: algún árbol que crece u otro que se seca, cambios de especies vegetales y así hasta 1923, momento en que cesa Cendoya y tiene lugar el nombramiento de Leopoldo Torres Balbás como arquitecto restaurador.


1859. Charles Clifford.
 
Con Torres Balbás la Alhambra vivirá sus mejores años. Merced a su gestión, se aplican criterios científicos en todas sus intervenciones, incluso en la que más problemas causó, que no fue otra que el desmontaje en 1934 de la cúpula de escamas imbricadas del templete Oriental del Patio de los Leones.
Un año antes, dejaba escrito en el Diario de obras “…1933-Septiembre: Se arreglaba la galería que precede a la Sala de la Barca. Se había quitado el cupulín que sobresalía de la cubierta a un agua y las tejas de colores de esta, y el techo y el alero, a los que se les dio aceite.”


1862. Charles Clifford.

Don Leopoldo creía que en el arte hispano musulmán no existió la cúpula exterior como elemento arquitectónico y fue consecuente con ello, eliminando en 1933 el cupulín de Arrayanes y en 1934 la cúpula del templete de los Leones, pues ambos habían sido un invento del restaurador-adornista Rafael Contreras. Una fotografía de A. Campaña y J. Puig-Ferrán, fechada en la década de 1940 deja constancia de esta transformación, que hace desaparecer el cupulín y las tejas vidriadas, observándose también que se ha enlucido de nuevo el muro almenado que une las dos torrecitas, ya que por lo visto seguía dando problemas la canal de recogida de aguas de la cubierta de la Sala de la Barca.

1890. Valentín Barrecheuren.

Con ese hacer y deshacer a lo largo de casi cien años, se abre y cierra un periodo crucial en la historia contemporánea del monumento granadino. Las imágenes conservadas nos ilustran sobre los efectos del tiempo y de la incuria humana sobre un monumento frágil, pero también nos muestran las cambiantes concepciones que inspiraron su restauración y conservación. En ellas, la rotunda fisonomía de la Torre de Comares sigue definiendo y dominando el conjunto, casi como única permanencia cierta en un tiempo de cambios.
 
Cabe preguntarse si se quedó pendiente en la mente de Leopoldo Torres Balbás seguir eliminando invenciones que como las torretas almenadas y el muro que las une habían modificado la imagen del Patio de los Arrayanes que nos trasmitieron artistas como Lewis o Girault de Prangey y que los fotógrafos Tenison y Masson nos han confirmado.
Quizás sea el momento de plantearse la des-restauración de lo falseado en el pórtico del Patio de los Arrayanes.

1872. Frith.

NITO


Bibliografía consultada.-
* Vílchez Vílchez, Carlos. La Alhambra de Leopoldo Torres Balbás
(Obras de restauración y conservación.1923-1936). Editorial Comares.

* Sánchez Gómez, Carlos,Papeles del Partal, núm 3.


2 comentarios:

KITIYI dijo...

Hola Nito, se empeñó el patriarca y tenemos internet en la playa. Me niego a quitarle horas a la orilla del mar para ver todo lo que dentro de poco tendré tiempo de sobra en Granada y con frío y con menos cosas que hacer... Estas fotos me parecen fenomenales, pero lo dicho, el texto lo desmenuzaré detenidamente dentro de un mes aproximadamente. Un abrazo para los dos y para Manolillo. KITIYI.

Antonio Montufo Gutiérrez dijo...

Muy buenas amigo Nito he decirte que me ha encantado tu artículo sobre la Torre de Comares a traves de las fotografías antíguas. Has hecho una perfecta descripción de la evolución de esta parte de la Alhambra.La verdad es que sería practicamente imposible devolver la Alhambra a su estado original pues ha tenido tantas intervenciones que sería una tarea complicada, como decía su mejor arquitecto conservador la tarea conservadora es eliminar los añadidos superfluos y evitar su deterioro.
La fuentes consultadas son muy buenas, la pena es que la obra del Dr. Carlos Vilches está agotada y es fundamental para conocer la trascendencia de Torres Balbás y sus intervenciones en la Alhambra.
Un abrazo Antonio