martes, 25 de noviembre de 2014

CASA DE CALIDAD DE LA CALLE MARQUÉS DE FALCES


Si tus pasos te encaminan  alguna vez por este rincón granadino, no olvides la cámara, dilecto murguero: Este edificio te proporcionará unos encuadres deliciosos a la par que un feliz ocio.  Juan Bustos, mi cronista moderno preferido, tenía especial predilección por esta casa, a la que llamó “casa de calidad”.



Disponte a leerlo con gozo:
“Este es un notable edificio de calidad, que llama fuertemente la atención, tanto por la originalidad de su conjunto como por la abundancia y belleza de a sus elementos: maderas, azulejería, hierros, motivos ornamentales… Se levanta en la calle Marqués de Falques y es una interesante muestra  de la arquitectura doméstica granadina en una época aún  relativamente  próxima a nuestros días, los años 20 del siglo pasado.


La atractiva fachada es de evidente vistosidad. Asimétrica, con composición de huecos verticales, está rematada airosamente por un avanzado alero  típico, tradicional en las casas de la ciudad  durante siglos, y que aquí  tiene el detalle de  de sobresalir  sobre los cierres graciosamente. Puede apreciarse, cómo el claro dentado de las rejas, imprime una forma movida  al borde del alero. Es muy destacable  la decoración de formas renacentistas de la primera planta, donde los huecos de los balcones  están guarnecidos por dos pilastras  corintias  que adornan buenos relieves platerescos, tomados del estilo de Diego de Siloé posiblemente, por haber algunos similares en la Catedral  y en San Jerónimo.



La cerrajería de forja de los balcones es excelente. En la segunda planta, los balcones, tienen a ambos lados elementos decorativos manieristas, similares a los de la magnífica casa que hay en la calle Jardines, esquina a Verónica de la Magdalena, provenientes del diseño de la fachada de la Audiencia y simplificados. Sobre ellos un espléndido alto relieve, con unas cabezas de guerreros, héroes de lejanos siglos, que emergen de unos medallones flanqueados por mitológicos grifos o quizá dragones provistos de sus clásicas alas  legendarias. La última planta  posee huecos con pilastras laterales que sostienen la  cornisa  y se rematan por arcos rebajados, moldurados con relieves superiores, con cabezas más pequeñas que las de la planta inferior. Es muy sugestivo el balconaje de forma curva. Para completar el atractivo de la rica fachada, una ornamentación de azulejos le da una nota colorista muy original.



En los bajos de la finca se encontraba una  vieja farmacia granadina, la farmacia Nacle, que aún conservaba en su entrada (hasta hace muy poco tiempo),  algunos detalles de buen gusto comercial antiguo en puertas y cristales. Antes de su instalación aquí, la farmacia estaba en Gran Vía 33 y Marqués de Falces, otra bellísima finca de la que hablaremos en otra ocasión.


Primer emplazamiento de la Farmacia Nacle, en Gran Vía

Merece la pena reproducir el anuncio que este establecimiento publicaba en la revista “Reflejos” en 1924, cuando aún las farmacias reclamaban la atención del público y hacían publicidad de sus servicios: “Farmacia y Laboratorios del Dr. Nacle, Catedrático de Química Orgánica de la Universidad. Medicamentos de absoluta pureza. Completo surtido  de específicos nacionales y extranjeros. Se sirven pedidos por correo a los clientes de provincias”. Un documento curioso, en su sencillez, de la vida cotidiana granadina de hace noventa años”.

Fantasía sin límites y ginkgo biloba. Gran Vía 33

NITO



1 comentario:

Manuel Espadafor Caba dijo...

Como estos edificios echaron abajo en los años setenta del pasado siglo otras casas de la Gran Vía, cambiándolos por otros mamotretos que rompieron la armonía y uniformidad de una época con mejor gusto.
¡Buen trabajo!